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sábado, 14 de enero de 2017

Nada



No hay nada que se le parezca
Ni la muerte de mil amantes
Ni los sueños rotos a media noche
Ni las escaleras sin fin del día a día

Ni cuando venden tus viseras entre ironías
Ni cuando caen heridas bandadas enteras
Ni cuando rompe un árbol sus raíces
No hay nada que se le parezca

Ni cuando el cielo destella su pena
Ni cuando el mar se arriba entre las montañas
Ni cuando los picaflores se quedan sin alas
No hay nada mi niña que expliqué
Como estoy cuando tú me faltas.

Cuando me faltas en tu presencia
Cuando me faltas en tu prosa vana
Cuando me faltas en tu silencio

Cuando te encierras de mí, tú me faltas. 

domingo, 18 de septiembre de 2016

Sin poder dormir

Vos allí y yo aquí. 
Tú en mis pensamientos y yo,
yo de vagabunda por alguno
de esos efímeros recuerdos tuyos.

Tú en mi juventud, yo en tu plenitud.
Imagino, aunque sea un invento egoísta,
que me amas más a mí que al resto.
Que escuchas mi silencio y
que te aflige no decirme claramente que me quieres.
Pero eso es un minúsculo detalle.

Mi amor por ti es incondicional,
viaja calientito en mi pecho,
galopa sin mirar y
cruza sin meditar por donde cruzar.
No le importa saberte del mundo.

Vos allí y yo aquí, inmóvil en el tiempo, inútil sin ti. 
Tú, tú vas luchando contra el sistema de todas las formas,
aquí…ahora, generando resistencia,
articulando almas, cocinando batallas.

Porque tú no cesas,
desbordas independencia,
yo consumo tu exhalación, debo de ella hambrienta,
con serias intensiones de contagiarme.

lunes, 17 de agosto de 2015

Ignorante en el amor


Me declaro ser una ignorante del amor. Yo no entiendo tu vehemencia al amarme,  tu sentencia de futuro, ni tu predilección hacia mí. Mi amor por ti, es un amor casi desentendido, aunque entendido en su complejidad podría sintetizarlo, en mi maternidad y tu orfandad.

Tus células no mienten, tu saliva en mi boca y tu sexo en el mío, te comprometen obsesivo. Yo no entiendo tu necesidad de mí. Tienes de mí, lo que jamás he dado a nadie. Compites terriblemente y te hundes en tus fantasmas infieles. Cuando mi fidelidad es otra, y mi amor por ti es libre,  intenso y eterno.

No te quiero para mí, te quiero para el resto. Te quiero en mi boca y fuera de ella, en mi cuerpo y en otros cuerpos; creando. Mi amor por ti, es un amor que cuida y miente para hacerte feliz. Yo que suelo apostarle a la verdad; la he obviado para asegurar tu bienestar en mis aguas cálidas y turbias.

Pero no puedo seguir engañándote, sobre todo cuando espías respuestas que intuitivamente conoces; sería oportuno preguntar, mirarme, pedirme y explicarme tus ideas de “perpetuidad”.
Quizás no intentas, porque sabes que mi compromiso con el mundo es mi libertad y mi pasión en la construcción. Yo no soy una mujer predecible, aunque infinitamente sensible y con grandes ansias de saber más. Repito, soy una ignorante en el amor.

Quizás deba decir que tengo una hipótesis sobre tu amor, el amor que alojas en tus circuitos cerebrales está ubicado en un lugar ínfimo, en donde no hay decisión consciente y aunque me gusta lo que provoca toda tu irracionalidad, me fracciona el cuerpo saber que decides conscientemente irte y no amarme sin requisitos.

Hay más, yo no podré tener un vientre fértil a tu lado, mi fertilidad se la he regalado a la problemática del amor, a la igualdad de género. Es efervescente mi angustia por aprender, de eso que es capaz de hacerte llorar como un niño, e inclusive seducir al suicidio.

Por lo que sugiero, continúes en tu proyecto de vida y le ames más que a nadie. Porque siento que tu debilidad mayor radica en la dependencia del otro y que sin una compañía, no te animarás a ser más de lo que eres. Te ahogaras como todos los débiles mentales, en un poco de alcohol. Eso... sí me decepcionaría.

Las masas y su consumo banal. La dominación del hombre como especie, su ridiculización, su incapacidad de acción y su insensatez; es de los hombres en serie.  Creo particularmente que me gustas porque tu composición es distinta. Si bien hay una definición biológica, muchos de estos estereotipos emergen de sistemas políticos,  los “fabrican” con determinadas estructuras mentales que aniquilan. 

Debe ser por eso, que no paro de toparme con artistas, músicos, escritores, pintores, actores, todos ellos, con una búsqueda distinta, con su irreverencia y pasionalidad, me atraen. Pero tu sensibilidad está fuertemente marcada por tu educación y cultura, entonces te alejas de tu ser creativo,  y pierdes el sentido en tu deseo de saberme solo para ti, inhalas frustración por frustración.

Quizás debas saber que eso no será eterno, y si continuas en ese proceso, solo te ataras vehemente a otra persona y te aniquilaras. Pero si en cambio, compartes un proyecto con ella o él, y no ansias locamente el matrimonio, quizás la complementariedad, la complicidad y la pasión... perdure. No es suficiente un poco de mí, ni mi sinceridad, ni mi deseo de tenerte toda la vida en mi libertad.

No es suficiente, porque no amas al mundo como yo, porque tu creación es egoísta y poco comprometida con la sed del otro. Pero insisto, yo soy una ignorante en el amor, te pido perdón por todos los miedos que he podido generarte y te ruego, no olvides mi pasión, mi entrega y mi cuidado desinteresado. 


Nos veremos pronto, estoy segura, allí comprobaremos nuestras hipótesis.  

domingo, 2 de agosto de 2015

Melodramático

Saturada de tanto melodramático suelto
ingesta artificial amable e insalubre
caricias fortuitas, pegajosas y quejumbrosas
Ya!, recuerda que yo no sirvo para querer.

Así que elevo cual espuma tu deseo, tu olor y
cualquier circundante recuerdo
y juego a soplarte al viento, asesinándote
a oscuras en mi infiel y ligero lamento.

jueves, 30 de julio de 2015

Biología de amor

Al diablo con la biología del amor, el sexapil y las hormonas.
con la dopamina y su maldita zona ventral obsesiva.
No existe vasopresina de sobra, ni hay forma de inyectar fidelidad.
Tanto conjuro químico, biológico y neural, me parece un cóctel estúpido. 

Yo no sé hasta qué punto tolere racionalmente lo que me provocas
Y hasta donde me dé el cuerpo para abandonar tus besos imaginados
Qué va a pasar cuando nos deje de funcionar el Skype
Dónde va ir a parar nuestras ganas, cuándo se van a juntar. 

Lo cierto es que me importa un comino el mecanismo cerebral
Mi producción de hormonas sexuales es inagotable
Lo concreto es que hoy quiero verte y sé 
que no podrás abandonarte.  

Mientras tanto, juego con mi serotonina haciendo yoga
Velo mi ritmo cardíaco y  temperatura corporal  
navego  en mi  flujo sanguíneo sereno y
Me resigno abatida aunque quiera beberte entero.

domingo, 21 de junio de 2015

Te dejo

De tu rostro, excepto tu sonrisa, no recuerdo nada.
Los vellos de tu pecho son un laberinto desértico. 
Tus pupilas…eres un niño cuando miras.
Y le gritas al mundo en silencio que te quieran.

Tienes miedo  a la exclusión escénica.
Te jactas de tus mujeres de porcelana.
Proyectas tu vida solitaria
y reniegas de la invasión que provoco.

¿De qué manera quieres a este mundo?
¿De qué manera quieres que te quieran?
Te embriagas de amores indistintos.
 Y me das un pedacito de ti mientras me dejas.

Yo sonrío tras tu paso.  
Te dejo libre, mientras gimo frente a tu boca.
Ahogo mis dudas en tus versos
y te creo, a pesar que mientes cuando me tocas.

Pero me dejo, porque te dejo desde ahora.
Para que termines tus cuentos
y dejes de obsesionarte por el tiempo,
de impostar tu voz y distanciarme mientras duermo.

jueves, 18 de junio de 2015

¿Hombre Divino?


Atractivo de verdad.
No sé en qué momento empecé con este dilema. ¿Será posible encontrar a un hombre que reúna todos “mis requisitos”? ¿Alguien que en la primera cita, no se emborrache, te mire a los ojos, te bese sutilmente y no te pida a gritos llevarte a la cama?

Qué esperamos nosotras las mujeres de ellos y viceversa. En principio no creo que podamos generalizar, así que hablaré en primera persona. El hombre con quien salga tiene que ser atractivo, que no es lo mismo que ser “guapo”, nada de estereotipos. Tiene que ser muy inteligente en lo que hace, no creo en los “súper talentos”; es importante que haya encontrado “su elemento” y trabaje planificadamente en busca de sus ideales.

Me gustaría que pueda ser verdadero, en lo que dice y lo que hace. Eso desde ya, descalifica a un gran porcentaje de hombres. ¿Por qué nos cuesta tanto decir la verdad? ¿Por qué no decir que apeteces compartir con los amigos, que quieres ir a ver a tu ex, que necesitas meterte un trago, que quieres conocer a otras mujeres o por último que no pides “exclusividad”?

La vida sería más sencilla, un poco de respeto por los intereses del otro y su agenda personal. Alguien que no se preocupe en decir si te ama o no, o que ama a otra persona. Alguien lo suficientemente valiente para hacer y decir lo que le dé la gana, con tranquilidad y respeto, sin tanto miedo, ni prejuicio.

Alguien que se preocupe y actúe desde su elemento, por el bienestar del resto, que no viva abstraído de la realidad del mundo. Que no vea tv basura y que no sea un “personaje” común y corriente, a pesar de su “naturaleza”, cuando quiera sexo.

Que te haga el amor con calma y con plena intensión de hacerte feliz, sin preguntarte quién te lo hizo primero o quién lo hace mejor. Que te dé tu espacio y se dé el suyo, que le guste aprender, leer, comunicarse abiertamente, que pueda expresar sus sentimientos sin temor a ser calificado de marica.

No es tan sencillo. Esto parece ser una petición imposible. Pero no quiero pecar de optimista ni de todo lo contrario. Quizás no aparezca nunca, quizás no exista. Quizás sea yo la que no atraiga ese tipo de hombres. Pero qué más da.

No quiero nada a medias, sé que no existe el  “hombre ideal”, sé que tendrá millones de problemas como yo. Pero buscar que sea atractivo, ame lo que hace, exprese con sinceridad lo que piensa y siente, y respete tu espacio. ¿Es exigir mucho? No. Prefiero estar libre y sola en viaje constante, sin predecir ni meditar en emociones ajenas. Prefiero ser yo con el mundo y por el mundo, que mentiras estúpidas e innecesarias.

Me gustaría sí, pero no me muero si no estás.





A mi sol

Prometí regalarte la naturaleza,
siguiendo la sabiduría de mi abuela.
Por eso recorrí contigo los campos
Y tus sueños mientras ibas a caballo.

Por eso te lleve a otro lugar
la capital me sabía contaminada
Por eso conquistamos cerros
y vestimos polleras en días de fiesta

Te lleve al río y te enseñe a comer entre la yerba
Te lleve conmigo para que amaras la diversidad de nuestra tierra
Y en el camino, aprendas a querer sin distinción alguna
A entenderte pura, libre y sin mesura.

Te  lleve en mi vientre, en mi pecho y en mi espalda
Te alimente de amor, te hable despacio y te explique con calma
mientras develabas deprisa el mundo
mientras crecían tus cabellos y palabras

Quise que no vayas con la moda
No deje que adoraras el rosa
Por eso te lleve al mercado del monte
Para que amaras los colores

Y percibieras más allá de la vista
todo lo que significa el alimento
la chacra, la siembra y la cosecha 
valoraras a las mujeres y su quechua

Mi radiante sol, de mirada de agüita virgen.
Mi puro y fresco verano,
Te lleve, te llevo y te llevaré conmigo
Sin importar el ocaso.


sábado, 11 de abril de 2015

Lima en una combi/ Shirley Paucara


Basta un día de micro en micro para ver a Lima en su totalidad. Te sabe extraña al principio, te da asco en otras, te apena, la quieres, la odias también, tratas de buscar soluciones, de perdonarla, de re ordenarla y por último optas por irte de ella, para mirarla desde otra perspectiva, menos personal y subjetiva.

Cuando subes al micro, no lo haces solo, hay quienes te siguen detrás o a quienes tú sigues, muy de vez en cuando el cobrador te tiende la mano, o se aprovecha y te toma de la cintura, ejerciendo un pellizco fundamentado y
erótico. No hay forma de reclamar, finalmente fingió o no, ser una ayuda.

Una vez encima, y con un poco suerte puedes encontrar asiento, si  tienes aún más suerte estará limpio, que no te sorprenda que este “graffiteado”, eso sí, ruega por una buena compañía; porque todo el Perú está en una combi. Hay algunos bien erguidos con pecho abierto, leyendo o mirando tras la ventana, otros… bien recostados, boca abierta y en pleno sueño, hay quienes están tras sus audífonos, tarareando una canción u otros que se hacen los dormidos.

Hay de incas, negros, cholos, blancos y gringos. Pareciera que cada uno de ellos quiere marcar su distancia. Es muy difícil que hablen entre sí, sino es para gritar “oye concha de tu madre, crees que estás llevando animales”, “maneja bien burro”, “¿cuánto me quieres cobrar?, "abusivo te crees”, o un “bájate pe, chapa tu taxi” y los  clásicos “pasa al fondo y con sencillo”.

Dependerá de que ruta tomes, para que midas la frecuencia con la que suben a ofrecerte un producto o servicio. El alma caritativa y el asistencialismo peruano son grandísimos, será por eso que resulta buen negocio el oficio de “limosnero móvil” o “vendedor”, sobre todo para aquellos que te venden políticas de solidaridad.

Son dos trabajos distintos, el "vendedor" lleva un producto tangible: dulces, turrones arequipeños, helados, bebidas  u otros, mientras que el "limosnero móvil" no tiene un bien que ofrecerte; pero sí un servicio; la posibilidad de aliviar tus culpas convirtiéndote en un alma caritativa. Cuando aportas con tu sencillo en la combi y por cada monedita dada, alivias tus pecados, sientes que eres bueno. Respiras y te repites mentalmente, pobre hombre o pobre mujer, pides al cielo piedad para ellos. Por último te convences de que dios vio tu buena acción y con por eso bajará la cuenta que le debes.

El “limosnero”, te puede contar una y mil historias; desde la que están enfermos o tienen un familiar en el hospital que necesita urgentemente medicina; la del reo libre dispuesto a insertarse en la sociedad, la del alcohólico o drogadicto bendecido por dios o la del extranjero varado en un país, en el que fue sorprendido por asaltantes.

Cada una de esas historias, tiene una edad, un tiempo y un timbre de voz distinto. Hay muchas de ellas que te hacen reflexionar y  te obligan a sacar de tu bolsillo centavitos de felicidad.
Cada uno de ellos, ha desarrollado una técnica particular para exponer su discurso, suben y bajan de los buses en forma impresionante, los encuentras más de una vez en la misma ruta, te hostigan. Pero cuidado, el ciudadano cristiano, no hablaría nunca de hostigamiento. Pero es así como nos sentimos, ¿no?

De acuerdo a nuestra cultura, a lo aprendido, estamos hechos para responder como se debe frente a las decenas de vendedores espirituales que suben al micro. No puedes estar tranquilo. La contaminación auditiva es voraz, desde que subes. La música a todo volumen, que en su mayoría responden a radios chichas, chacaloneras o regetoneras. Sus letras tienen tanta carga de violencia, casi siempre relacionadas con el amor, el dolor, la muerte, el desengaño y el sexo.

Pocas veces la gente le pide al conductor que baje el volumen o cambie de emisora. Los cobradores en algunos casos llevan la ropa sucia y huelen mal. Lima está sucia también y huele muy mal. No tendría por qué sorprendernos. Pero nosotros espectamos con tranquilidad y somos parte de este show móvil capitalino.

Suben los vendedores de intangibles, con verbo florido, con papeles en mano, con heridas al aire libre, con elementos punzo cortantes para hacer maniobras circenses de antaño y nos deleitan de la mediocridad limeña, nosotros los alimentamos y les ayudamos a continuar en ese camino; finalmente es el más sencillo, aunque hay que resaltar que hasta para eso hay cierto grado de creatividad, que nos vuelve ingenuos.

Gritan, casi perforan tu tímpano, te llenan de una energía negativa, les enseñan a tus hijos la “realidad del país” y te obligan a escucharlos. En todo este tiempo, nunca he visto nadie que se pare y  diga, ¡basta! ¿Por qué?, porque somos paternalistas, porque nos da pena, porque nadie está libre de que le pase aquello. Y entonces aguantamos todo eso y más.

Pasamos mucho tiempo en el micro, con todo ello, con el robo y la coima,  con el apretón corporal, con el mal humor de la gente, con tu angustia por bajar de ese infierno. El trayecto se convierte en una forma de sobrevivir, casi como en un campo minado, no te queda otra que desatar tu fiera, que comerte al más débil y bajar del micro creyéndote invencible. Pero, tranquilo…es un aprendizaje invaluable para la vida, hay que transmitírselo a los niñ@s.

“Disculpe que venga a interrumpir su lindo viaje”; eso ya te pone en un estado alerta, sin posibilidad de réplica. Claro que lo interrumpe, te aguantas las ganas de callarles en voz alta, y empiezas una especie de plegaria para que no sea un delincuente, no te insista o no se te acerque tanto. Estas personas contribuyen al estrés del viaje, que ya es tedioso por el tráfico.

En Lima, viajar en transporte público puede ser  desde instructivo hasta aniquilador. ¿Por qué no existe una ley que prohíba que los ambulantes de servicios inmateriales te persigan? Es un verdadero acoso, sí. Todos los días nos enfrentamos a ello. Muchas veces no quieres viajar porque no sabes con que te encontraras.

Entonces empiezas a sortear con tu mente. Un hombre borracho cantando a gritos, lastimando tus canales auditivos, mañana una señora con bebe desnutrido en brazos, pasado un hombre recién salido del penal de Lurigancho. ¿Acaso no pueden ganarse la vida de otra manera que no sea la de imponerte a gritos o sollozos que les atiendas, que sientas lastima? Solidaridad señores!

Yo creo que sí, hay miles de forma de llevarse a casa “los fréjoles”, un poco de amor propio, orgullo bueno y honestidad, no esperar sino actuar. Un poco de respeto para el resto. Todos queremos un viaje tranquilo, saludable, que no destruya nuestra salud mental, que no deje estupefacto a nuestros hijos. ¿Pero de qué salud mental hablamos?, eso es pura farsa.

Para todos aquellos que no contamos con una movilidad propia, viajar es un verdadero infierno, al diablo…con Dante Alegheri,  Lima es otra cosa. Antes,  a los mendigos los encontrabas en la puerta de la iglesia, actualmente se han reducido, les ha dado por deambular.  Y claro, no es para menos y no se necesita ser estadista para saber que hay todo un mercado potencial de incautos en los micros, que es más que rentable.

Todo esto, por los que son vendedores espirituales. Aquí la iglesia católica tiene un lugar bien ganado, y es que basta ver los bautizos masivos, la primera comunión, la confirmación, el matrimonio, la unción de los enfermos y hasta en la muerte de uno, siempre hay pecados, siempre hay quien puede borrarlos en nombre de dios, siempre será un sencillo el que darás que poco o nada justifica la propina que en sobre blanco y sin acuse de recibo, pagas.

Y sigue el acoso, ya no verbal, sino corporal. El micro lleno y su ya conocido y popular manoseo. Esos tocamientos o frotaciones pélvicas que muchos hombres no pueden controlar, hablo de la masturbación móvil o al paso, un acto improvisado.

Niñas y niños viajando solos, a la merced de acosadores de saco, corbata o jeans, en busca de presas poco adiestradas para la Lima gris; de esto no están libres los adolescentes, las mujeres adultas e incluso las más mayorcitas. No, todos estamos expuestos. La política del manoseo impera y va creciendo. La masturbación ha salido de la alcoba y es compartida a la fuerza, no hay posibilidad de reacción.

Lo concreto es que una vez más está el silencio. Prefieres no hablar de esto con tus niños. Nombrar los órganos sexuales con otro nombre. No hablar de la masturbación. No entendernos como seres sexuales y emocionales.  No o sí. Bueno o malo, es todo lo que necesitamos saber. Lo demás imposible, adverso, impronunciable. Callamos.

Si estamos en el micro y este corre a velocidad, callamos. Si vemos un tipo mañoso, callamos. Si nos molesta el discurso del mendigo móvil, también callamos. Guardamos silencio y es mejor así, porque nos evitamos problemas.

La elite burguesa limeña (clase mediera), calla, prefiere no hablar, obviar que sus hijos pasan por todo esto y más. Pero si  hablamos de la elite criolla, de barrio y con cancha. Sabemos que solo responderán con gritos y ofensas, dejando escapar su aprendizaje de vida, de supervivencia, en el que vive el más fuerte, el más macho, el que grita más, el que provoca miedo.

Lima, perucito. Y es que es mentira que en la capital vive puro blanco y gringo, o los más afortunados. No. Aquí vive todo el Perú, lo ves en el micro. Todos hacen su negocio en el micro, muchos se ignoran en el micro, aquí hay un montón de oportunidades, los que viajan y pagan su pasaje no la ven; pero el que está afuera, la tiene clarita, aprovecha y nos alivian la carga espiritual.

Muy bien aprendida la forma,  le van quitando el monopolio de "descarga espiritual" a la iglesia. Amén...por Lima y su incapacidad de acción.
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viernes, 30 de enero de 2015

Macho

Macho, machito, machista,
El que defiende la superioridad del hombre frente a la mujer
El que lo demuestra con su comportamiento.

Macho el que levanta el pecho herido
y manifiesta indiferencia.
El que cree que la mujer es suya
que nadie puede poseerla.

El que piensa que todos desean a “su mujer”.
El que trabaja duro para “comprarla”.
El que espera que ella le responda por eso,
le responda con la comida
le responda con  sexo
le responda en alimentar su ego.

El que quiere que le  reconozcan como dueño
que le tomen la mano siempre 
que le presenten a todo quien la rodea
que le cuente sus secretos
sus alucinaciones y pensamientos

Macho el que no es claro al robar besos
el que cree que a la primera le dará sexo
el que siempre está encima en la cama
el que eyacula solito.

Macho el que utiliza, borra y hace cuenta nueva
Macho el que golpea con el silencio, el verbo o el cuerpo.
Macho el que domina con el llanto
El que no quiere dejar su presa

Macho, machito, macho.