De tu
rostro, excepto tu sonrisa, no recuerdo nada.
Tus pupilas…eres
un niño cuando miras.
Y le gritas
al mundo en silencio que te quieran.
Tienes miedo a la exclusión escénica.
Te jactas de tus mujeres de porcelana.
Proyectas tu
vida solitaria
y reniegas
de la invasión que provoco.
¿De qué
manera quieres a este mundo?
¿De qué
manera quieres que te quieran?
Te embriagas
de amores indistintos.
Y me das un pedacito de ti mientras me dejas.
Yo sonrío
tras tu paso.
Te dejo
libre, mientras gimo frente a tu boca.
Ahogo mis
dudas en tus versos
y te creo, a
pesar que mientes cuando me tocas.
Pero me
dejo, porque te dejo desde ahora.
Para que
termines tus cuentos
y dejes de
obsesionarte por el tiempo,
de impostar
tu voz y distanciarme mientras duermo.
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