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miércoles, 4 de septiembre de 2013

Micaela Bastidas vive

Reflexión poética a cargo del grupo de teatro Maguey

La vida política de Micaela Bastidas, esposa del revolucionario Túpac  Amaru, una de las mujeres más importantes del Perú y quizás de Latinoamérica, es reflexionada por el grupo Maguey. 

Han pasado 231 años de su muerte en manos de los españoles, sin embargo, la obra teatral nos invita a mirar el presente, en esa búsqueda de justicia y libertad por la que ella luchó.

La obra interpretada por la destacada actriz Luisa De Zela, muestra el coraje de Micaela, su firmeza y apoyo a su esposo y a la revolución, convencida de la importancia de la lucha del pueblo indígena en contra  de los españoles. En contra del “entierro” de su lengua materna: el quechua, de sus danzas, de la cultura indígena que habían prohibido ejercer tajantemente los conquistadores.

La obra dirigida por Wily Pinto teje cuidadosamente la acción, el silencio, los objetos y la música, todo en una poética rítmica impresionante. Una de las constantes de este director es el cuidado por una lectura más profunda, un sub-texto o partitura reflexiva. Pinto, invita a descifrar no sólo la poesía del texto, sino también la utilización y transformación de cada objeto, la acción y por supuesto la música.

Es imposible no hablar de la música en vivo, construida por instrumentos no convencionales y otros más bien tradicionales como tarkas, pinkullitos, piedras tambora, utilizados en las culturas andinas. Aquí la ejecución en perfecta sincronización con la acción de la actriz, está a cargo de Liz Espinoza. Ella transforma a la música en un “personaje” dándonos una composición armónica impecable.

La actriz aparece sigilosa al son de la luz de una vela, la contorsión de sus pies y sus caderas son precisas tallan un lenguaje firme y sereno. Micaela se presenta atenta y convencida de su destino, del amor a su esposo, a sus hijos y a su país.

Los matices del carácter y sentimientos de Micaela se tiñen de pasión, de sangre, vida, ternura, juego y coraje; expuestas tras la tela roja que domina y trasforma en increíbles imágenes, reflejando a la mujer en su plenitud.

Los sentidos del público son enaltecidos y ayuda a impulsar eso que Eduard y Elsa Punset (neurocientíficos), definen como el entrenamiento mental que sólo se logra a través de los sentidos y que podría ser la fórmula de la felicidad y la longevidad. La obra no está hecha solo para verla y oírla, se respira el olor de la chamanería andina, es un viaje lleno de texturas y colores.

Las mariposas de la muerte que rozaron el corazón de Micaela con sus alas, no hablan de duelo, ni de entierro, sino de intensidad y de búsqueda, de renovación y de vida limpia. La lucha de Micaela no se vio deshecha a pesar de su dolor por la muerte de su marido o a pesar de la angustia de saber que sus hijos podrían quedar en orfandad.

Ello y la lectura conquistadora, que es metafóricamente la conquista sobre nosotros mismos, lleva a reflexionar en la capacidad constructora de la mujer, por un país mucho más justo, menos cursi y más pragmático, que ayuda a idear, creativamente, un país con menos indiferencia y más igualdad.


1 comentario:

Unknown dijo...

Pues en varios aspectos de la vida desde mi humilde opinion,la mujer en si es el equilibrio de la humanidad es una constante luchadora por naturaleza, desde mis abuelas yo veo ese valor y lo veo en mi madre y en muchas valerosas mujeres que han luchado por defender su tierra y sus raices... Felicidades por la Obra aunque no tuve el privilegio de verla,pero suena excelente por la nota realizada. felicidades bella mujer!!