Luego de bebernos tras la luna
en la letanía de tus labios
me pierdo
me dejo llevar
y tú te dejas también
Por qué duele tanto
Por qué estrujas mi endeble
pero empecinado deseo de ser feliz
Por qué no me tomas abiertamente
sin presagios, ni limitaciones ajenas
Por qué no me haces dueña de la nada y de todo
y me asechas en las noches blancas
Por qué no me enredas tras tus cabellos
deja de jugar con mi piel herida
Intenta cubrir mi desnudez
con tu vellosidad y respiración
Desnúdate
aquí y ahora
frente al universo
y protégeme del hielo de mi ser
de lo que me ha dejado el tiempo
Por qué no amanecemos enrojecidos
de sudor, de placer, después de haber saciado el deseo
pero entiende
que no es sólo deseo
que detesto cuantificar
que sólo proclamó libertad
una libertad justa, sin apropiaciones
ni odios, ni meditación de culpa
una libertad que me impulse a encontrarme
a encontrarte y a perdernos
una libertad con ojos de luna, nada más.

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